jueves, 19 de marzo de 2009

Laberintos y arquitecturas imposibles





Ayer estuve viendo la exposición de Ramiro Tapia en el Palacio de Pimentel de Valladolid y me encantó. Siento decir que era el último día, pero en cualquier caso, tiene página web donde aparecen sus obras por si alguien tiene curiosidad.

La imagen del cartel se llama "La encina misteriosa" y es una muestra de parte de la exposición. Se trata de obras de gran formato donde aparecen por un lado arquitecturas imposibles que recuerdan a las obras de Escher con torres, laberintos y esferas, y por otro obras muy simbólicas que parecen jeroglíficos.

Los laberintos son algo que siempre me han fascinado. Pienso en el famoso laberinto de Creta y en el mito de Teseo venciendo al Minotauro y logrando salir gracias al hilo que le dió Ariadna. Y en los llamados laberintos de mazes (con múltiples caminos alternativos que pueden llevar o no a la salida) que se comenzaron a utilizar en los jardines de setos en la Inglaterra del siglo XII y de allí se extendieron por toda Europa, especialmente en Francia e Italia. Los típicos de las películas de época donde cortesanos y cortesanas correteaban flirteando y escondiéndose entre altos arbustos.

De hecho, los laberintos son un recurso muy utilizado tanto en la literatura (me viene a la mente por ejemplo Borges o Umberto Eco) como en el cine. Por ejemplo, recuerdo la película "Elegir un amor" donde en mitad de la noche se retan a encontrar el centro de un laberinto mandado construir por el primer marido de una mujer y donde ésta le había enterrado (a él y a sus posteriores maridos, que también habían muerto). Es muy famoso también el laberinto de Alicia en el País de las Maravillas. Y como no, la película "Laberinto" con David Bowie y donde también salían personajes fantásticos y escaleras imposibles. O "El laberinto del Fauno" de Guillermo del Toro.

Supongo que lo que nos fascina de ellos es el reto que implican y el misterio de no saber qué te encontrarás en la siguiente vuelta y de si serás capaz de salir.
Creo que representan en cierto sentido la vida misma, llena de bifurcaciones y elecciones: unas veces tras mucho recorrer te das cuenta de que estás de nuevo en el punto de partida, otras te encuentras con un alto muro y ves que sólo puedes retroceder y tirar por otra dirección, otras veces hay una prueba o charco que superar para poder continuar, otras te encuentras con alguna grata sorpresa o con el centro o la salida del laberinto... Lo importante es no rendirse, fijarse bien de por donde pasas para no tropezar dos veces en las mismas piedras y finalmente encontrar el buen camino.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la encina misteriosa.

    Sobre laberintos hay una peli fantásica que no has dicho: "Dentro del laberinto".

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué buena peli, Neri! Y con un "laberinto" más futurista, me encantó "Cube" (e incluso su secuela)

    Ciertamente la comparación de Meletea de la vida como laberinto me parece acertada. Y, al igual que en estos, a menudo "desde fuera" se encuentran las mejores rutas... el problema es que es difícil (o imposible) conseguir esa distancia con nosotros mismos.

    Saludos

    ResponderEliminar